9.10.11

Lágrimas

Se clavan como puñales. Cuando pasa algo, algo de lo que no te sientes bien contigo misma ni con el resto, muchas veces necesitas desahogarte, sacarlo fuera pero es duro.
Cuando se intenta aguantar, maquillar la herida y que no duela, no tener ni un solo minuto para pensar, siempre va a haber algo (una canción, una película, una foto, una carta, una vela, una frase, una palabra o una letra) que te haga recordar y pensar en eso que intentabas evadir mientras decías que estás bien.
Hay situaciones en las que te preguntan "¿Cómo estás?" y respondes que bien, pero te das la vuelta y, si no tienes a alguien en ese instante, te derrumbas, rompes a llorar y todas esas lágrimas que estabas aguantando y esa herida que intentabas no ver se destapan y no puedes volver a quitarlas de ahí hasta que no levantes la cabeza y sepas cómo están las cosas y cómo deben estar... Para eso se necesita cambiar de día, el día siguiente siempre puede esperar algo mejor...
Es duro hablar con la persona que has pasado un año compartiéndolo todo, buscando piso juntos, crearse un mundo encima de una nube y que esa nube se desvanezca... pero más duro es que después de desaparecer ese mundo hables con esa persona a través de una pantalla de ordenador, se piense que estás bien, te cuente lo que hace en el día y lo que quiere hacer y mientras caigan las lágrimas como cascadas por tus mejillas... lágrimas que se van clavando como puñales después de una semana aguantándose dentro del corazón y abriéndose paso como un veneno mortal.