30.8.12

Realidades

Parece ser que cada persona tiene una realidad propia y eso es lo único que somos capaces de observar. Yo puedo ver una realidad y la persona que está a mi lado, completamente la contraria.
Algo así ocurre con las edades. Personas de diferentes edades ven lo mismo, pero de distinta forma. Una persona de mayor edad preferirá quedarse en casa y descansar. En cambio un joven estará deseando la llegada del fin de semana o las vacaciones para salir de allí.
Sinceramente, las personas más mayores habrán pensado que ya no les queda nada por vivir, algo con lo que no estarán nada de acuerdo otros que hayan pasado más años, pero los jóvenes sabemos que nos quedan muchas cosas por vivir.
Si además añadimos que una persona joven ha sufrido el accidente mortal de un amigo de su misma edad, con más ganas pensará que tiene que vivir lo que le prepare el día a día. ¿Por qué vas a esperar a mañana si lo puedes hacer hoy? ¿Por qué vas a rechazar salir de fiesta un fin de semana con tus amigos y esperar a la próxima si no sabes si estarás en ese sitio, si una enfermedad te lo impide y estás en el hospital o si  un coche se salta un semáforo y tu moto vuela por los aires? Está claro que la gente joven piensa mucho más en eso. Los padres ya han pasado su época de fiestas y parece que no entienden que queramos pasarla igual, porque a medida que pasan los años, los hijos nos enteramos de cosas que hicieron nuestros padres y eran impensables porque son "modelos" a seguir, como ellos dicen. El problema es que no hay modelo perfecto, todos los maniquíes tienen errores por pequeños o maquillados que estén y siempre se acaban por descubrir.
Cada época de la vida tiene sus pros y sus contras, a la vez que un modo de vida distinto. El problema está en no saber convivir con el modo de vida del compañero de al lado.

19.8.12

Indiferencia


Lo único que recibo de ti es esa reacción de no importarte nada, de pasar de todo. Duele, hiere, daña, araña y no te importa nada.
Me dices que te agobio por el simple hecho de preguntarte qué tal el día, me dices que sé lo que haces en todo momento y que soy yo la que tiene algo distinto. Sabes que no es verdad, sabes que mis días son iguales siempre aunque no sean dentro de una biblioteca.
Admiro tu fuerza de voluntad y tus ganas de seguir adelante. Soy consciente de que tu máxima prioridad ahora es conseguir tu propósito porque eso es tu futuro. Yo sé que no tengo cabida en él y que por eso eres así.
Hace un par de semanas exploté, di una segunda oportunidad para demostrar eso que decías con palabras. Siempre te he dicho que las palabras se las lleva el viento, se evaporan como el humo del cigarro que una vez compartimos y me has demostrado que lo que decías no era cierto. Querías estar conmigo pero no como pareja porque una pareja no soporta estar días sin hablar con la otra persona. Casi como yo no soporto darte los buenos días o las buenas noches, ver que te has conectado y que no has sido capaz de contestar.
Eso es lo que verdaderamente duele. Darte cuenta que todo lo bonito que ves o que quieres ver, no existe. Que pensé, creí y te creí cuando me dijiste “te quiero” hace un par de semanas. Fue toda la demostración que necesitaba para seguir adelante. Fuiste mis fuerzas y mis flaquezas.
Pero no dejaron de ser palabras. Ahora, aquí, a 200 kilómetros de distancia yo te necesito, te siento y te pienso cada día y me parto en dos cuando pienso que te molesta que te pregunte y me lo guardo para mi.
Me he propuesto algo, no sé si será lo mejor o un error pero es lo que llevo haciendo unos días. Después del susto de la otra noche, eso no volverá a ocurrir pero me desahogaré sola. En la oscuridad de mi habitación nadie me verá llorar y en la soledad de una ducha no me oirán sollozar. Al salir de ahí, lo único que se verá será una gran sonrisa y unos ojos que brillarán transparentes para los que realmente quieran darse cuenta. Mis labios dirán que nada ocurre mientras mis ojos gritarán que necesito un abrazo y un beso de tu boca.
Sentimientos y apariencias totalmente contradictorios. Por esa razón no sé si es un error o lo mejor. Lo único que sé en este momento es que te necesito a mi lado y tú no piensas en mi. Es decir, sentimiento no correspondido. Ese sí es el mayor error.