Parece ser que cada persona tiene una realidad propia y eso es lo único que somos capaces de observar. Yo puedo ver una realidad y la persona que está a mi lado, completamente la contraria.
Algo así ocurre con las edades. Personas de diferentes edades ven lo mismo, pero de distinta forma. Una persona de mayor edad preferirá quedarse en casa y descansar. En cambio un joven estará deseando la llegada del fin de semana o las vacaciones para salir de allí.
Sinceramente, las personas más mayores habrán pensado que ya no les queda nada por vivir, algo con lo que no estarán nada de acuerdo otros que hayan pasado más años, pero los jóvenes sabemos que nos quedan muchas cosas por vivir.
Si además añadimos que una persona joven ha sufrido el accidente mortal de un amigo de su misma edad, con más ganas pensará que tiene que vivir lo que le prepare el día a día. ¿Por qué vas a esperar a mañana si lo puedes hacer hoy? ¿Por qué vas a rechazar salir de fiesta un fin de semana con tus amigos y esperar a la próxima si no sabes si estarás en ese sitio, si una enfermedad te lo impide y estás en el hospital o si un coche se salta un semáforo y tu moto vuela por los aires? Está claro que la gente joven piensa mucho más en eso. Los padres ya han pasado su época de fiestas y parece que no entienden que queramos pasarla igual, porque a medida que pasan los años, los hijos nos enteramos de cosas que hicieron nuestros padres y eran impensables porque son "modelos" a seguir, como ellos dicen. El problema es que no hay modelo perfecto, todos los maniquíes tienen errores por pequeños o maquillados que estén y siempre se acaban por descubrir.
Cada época de la vida tiene sus pros y sus contras, a la vez que un modo de vida distinto. El problema está en no saber convivir con el modo de vida del compañero de al lado.