30.8.13

¿Errores o aciertos?

Hoy comencé a pensar en por qué no tenemos una máquina del tiempo para regresar al pasado y cambiar las cosas que hicimos o llevar a cabo algunas de las que quedaron en simples deseos. Creo que en verdad las cosas ocurren de esa forma porque nos ayuda a crecer como personas, tanto los errores como los aciertos.

Mucha gente a lo largo de mi vida me ha dicho "tendrías que haber hablado de esto en ese momento", "tuviste que hacer aquello" o "deberías haber evitado esa decisión". Es verdad que en algunas ocasiones crees que esa gente tiene razón y deberías haber dicho o callado algo, haberte ido cuando no lo hiciste o quedarte cuando estabas bien, pero gracias a esas decisiones he conocido gente que me ha ayudado a ser como soy hoy en día.

Por ejemplo, gracias a no hacer caso a una de mis mejores amigas, acabé cegada por un imbécil que me hizo mucho daño. Clarísimo error, aunque yo no lo vería así del todo. Fue un error no escuchar pero si no lo hice es porque yo lo veía bien y porque necesitaba cometer ese fallo para darme cuenta de cómo es esa persona y de que mi amiga tenía razón. Esa decisión me hizo valorar más a mi amiga y eliminar de mi vida alguien que no se merecía estar en ella. Por eso se dice que "de los errores se aprende".

Pero bueno, ahora tengo otro ejemplo, para ver como de lo que el resto del mundo cree un error, no lo es.

Cuando tomé la decisión de repetir un curso para tomármelo más en serio al año siguiente y conseguir entrar a la carrera que realmente quería, todo el mundo me dijo que no lo iba a conseguir, que estaba cometiendo un error enorme porque al final me relajaría y no tendría resultados por ninguna parte. Bueno, por suerte hoy puedo decir que estaban completamente equivocados, hace ya más de dos años que conseguí lo que buscaba y donde lo buscaba.

No me arrepiento de nada y no sólo porque el fin fue exitoso sino porque, gracias a repetir ese año, he conocido personas estupendas y que ahora mismo no me imagino que no hubiese sido así, porque son mi gran apoyo. No hablo sólo de mi grupo de amigos más cercano, que evidentemente también va por ellos, sino de todos y cada uno de mis compañeros de clase, de cada uno tengo un recuerdo y de cada uno de ellos saco siempre algo positivo. Estudio en la biblioteca para un examen, guerra de nieve en la terraza, tardes tomando algo en el césped, comidas de tupper hablando de cualquier cosa, trucos de magia, que te ayuden a recoger los bolis que te han tirado al medio del pasillo, trabajos grupales con niños, informes o EEG, etc. Cada momento va asociado a alguien o un grupo de gente que no cambiaría por nada y a la que voy a echar mucho de menos. Voy a echar de menos las bromas de Mario, las conversaciones escuchadas a medias entre Diego y Rocío que me hacían replantearme dónde me había metido, el abrazo de las mañanas de Rocío porque simplemente nos habíamos dejado los apuntes de memoria o lenguaje, los desfases con Lurdes, las conversaciones con César y sus trucos de magia, la cara de vergüenza de Lidia al presentar su libro a la clase, las caras preocupadas de mi Consejo de Sabias cuando me sentaba lejos y no quería hablar, los mensajes de "te queda muy bien eso, estás muy guapa" antes de que se mandasen por whatsapp, las preguntas de Inés y Víctor que ni los profesores saben cómo contestar, etc. En fin, creo que ha quedado claro que voy a echar muchas cosas de menos.

En verdad agradezco ese "error" que todo el mundo decía que estaba cometiendo por todos ellos y por alguien que no puedo olvidarme. Un amigo que desde que le conocí siempre estuvo ahí, siempre me aconsejó con todo independientemente de quién más estuviese involucrado, alguien que me acompaña a comer pipas una noche en la que sólo quiero escaparme de mi casa o darme un abrazo para que se me pasen los ataques de ansiedad, que sale conmigo a verme fallar canastas y hacerme cosquillas o que me invita a merendar por el placer de que le gusta comer y a mí cocinar postres, que se queja de que no subo a hacerle compañía a la piscina porque en el fondo le gusta mi compañía y meterse conmigo. Él también me ha hecho cambiar, me ha ayudado siempre y posiblemente si no hubiese repetido no le habría tenido dos años en clase y no estaríamos así.

Todo el mundo creía que estaba equivocada pero lo habría vuelto a hacer mil y una veces más si me aseguran que voy a conocer a la gente que está a mi lado de verdad.

Esto también nos enseña que lo que alguien cree un acierto o un error, no tiene por qué serlo para todo el mundo igual y debemos tomar las decisiones por lo que nosotros mismos creemos, tanto para bien como para mal, de las dos formas aprenderás una lección nueva.

Me alegro de haber cometido errores.

29.7.13

Caminemos

Fluidez, calma y tranquila o rápida y tempestuosa. Lo mejor es que todo fluya, como el río por su cauce hasta llegar al mar. En algunos tramos sereno y, en cambio, en otros embravecido y furioso. Pero, por muy largo o corto que sea el cauce, todo tiene un final, siempre hay un mar esperando a que llegues a él, una cima esperando ser coronada, aunque muchas veces nos olvidemos que lo importante no es el fin, sino el camino que recorremos para llegar a él.
La vida es precisamente así, se basa en los pasos que damos, lo que hicimos y lo que dijimos queda grabado como una huella en la arena y, al fin y al cabo, vuela, se borra y se vuelve a empezar, se elimina de la memoria o se difumina, pero hay huellas que no son tan fáciles de borrar. Un huracán o un tsunami quizá podría con ellas, pero pocos de esos pasan por nuestras vidas sin llevarse algo más a cambio. Como canta Fito en una de sus canciones "podrás borrar las huellas, no el camino".
Muchos estaréis pensando que me he vuelto loca definitivamente o que me ha tenido que pasar algo para hacer este tipo de reflexiones. En cierto modo es un poco de las dos.
Ayer pensé que cuando confiesas algo a alguien, indirectamente, estás admitiendo una verdad que, posiblemente, aun no quieras admitirte a ti mismo. Ciertamente es así y sino, ¿cuántas veces hemos evitado contar algo que nos ocurrió con la esperanza de que se nos olvide pronto? ó ¿cuántas veces no hemos querido admitir una pérdida y por ello no lo decíamos a nadie? ó ¿alguna vez habéis evitado decir "te quiero" por miedo a la realidad que esas palabras conllevan?
El miedo de admitir nuestra propia verdad, nuestra propia realidad, es lo que nos empuja muchas veces a callar esas palabras que están deseando salir. Aunque precisamente por eso, los hechos valen más que las palabras. Puedes evitar decir un "te quiero" pero no hacerle una caricia, puedes evitar decir "lo siento" pero no la mirada arrepentida, puedes evitar decir "te echo de menos" pero no una lágrima. Todas esas cosas que no podemos evitar, llevan palabras asociadas, pero sin ellas también se admite la realidad a la que tanto nos resistimos, la que tanto miedo nos da.
Pablo Neruda escribió una vez "en un beso sabrás todo lo que callado" y ahí es donde queda latente el sentimiento, en el hecho, no en las palabras que no se dicen sino en lo que se hace, lo que nos hace sentir.
Debemos aprender a valorar el camino que andamos, respetarlo y concienciarnos de que realmente lo que más vale no es lo que decimos sino lo que callamos. Aprender que el miedo es cobarde y que quien no arriesga, no gana. Debemos ser valientes, echarle coraje y seguir adelante, porque como dijo Machado "caminante no hay camino, se hace camino al andar".
Andemos.

28.5.13

Forever

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero yo lo perdí hace mucho tiempo. Para ser concretos, la tiré por el balcón hace tres años y 12 días.

Hace mucho que no escribo sobre este tema, parece que estaba olvidado pero nunca lo estuvo. En fin, siendo sincera, me alegro mucho de que las cosas estén así para esa otra persona porque ha conseguido encontrar a alguien que le valore más de lo que lo hice yo en un pasado.
Era una cría que no sabía luchar por lo que quería y aunque hubiese dado lo que fuese por verle bien, no supe tener en cuenta que eramos uno. Eramos una misma persona en aquel tiempo y si uno se dañaba, inmediatamente el otro también. Nos hice daño a los dos pensando que era lo mejor para él... Me equivoqué aunque sea infinitamente tarde para admitirlo.
No tengo ningún derecho a meterme en su vida y no lo haré. Sólo sabiendo que está bien y que es feliz, me basta.

Una cosa sí es cierta, yo dije que sería para siempre y así lo cumplí:


19.1.13

Los problemas sólo llaman a más problemas

De unos meses para aquí no oigo más que malas noticias, problemas y enfermedades graves varias. Cuando empiezas a sobrellevar y digerir la anterior, llega una nueva aún peor y así, sinceramente, es complicado salir de algo. Se ha convertido en un completo bucle del que es imposible salir y ya me han tocado mi talón de Aquiles.

Si tienes que digerir una enfermedad de un familiar relativamente "indirecto", se hace más llevadero que cuando te dicen que tienes que asumirlo en una abuela o la propia madre. Hay noticias que no deberían existir, enfermedades que deberían ser totalmente erradicadas y personas que no deberían faltar nunca. Es una lástima que no podamos controlar ese tipo de cosas pero a quien mueve los hilos de nuestra vida como marionetas de muñecos de trapo yo le pido un poquito de clemencia, creo que nadie se merece tanto daño...

En estos casos también es en los que te das cuenta de quién está ahí, quién puede intentarlo y quién nunca más estará. En estos momentos de mi vida lo que menos necesito es gente que se haga la preocupada cuando no le importa lo más mínimo mi vida así que, por favor, por un mínimo de respeto, si no te importo, no preguntes.