Hoy comencé a pensar en por qué no tenemos una máquina del tiempo para regresar al pasado y cambiar las cosas que hicimos o llevar a cabo algunas de las que quedaron en simples deseos. Creo que en verdad las cosas ocurren de esa forma porque nos ayuda a crecer como personas, tanto los errores como los aciertos.
Mucha gente a lo largo de mi vida me ha dicho "tendrías que haber hablado de esto en ese momento", "tuviste que hacer aquello" o "deberías haber evitado esa decisión". Es verdad que en algunas ocasiones crees que esa gente tiene razón y deberías haber dicho o callado algo, haberte ido cuando no lo hiciste o quedarte cuando estabas bien, pero gracias a esas decisiones he conocido gente que me ha ayudado a ser como soy hoy en día.
Por ejemplo, gracias a no hacer caso a una de mis mejores amigas, acabé cegada por un imbécil que me hizo mucho daño. Clarísimo error, aunque yo no lo vería así del todo. Fue un error no escuchar pero si no lo hice es porque yo lo veía bien y porque necesitaba cometer ese fallo para darme cuenta de cómo es esa persona y de que mi amiga tenía razón. Esa decisión me hizo valorar más a mi amiga y eliminar de mi vida alguien que no se merecía estar en ella. Por eso se dice que "de los errores se aprende".
Pero bueno, ahora tengo otro ejemplo, para ver como de lo que el resto del mundo cree un error, no lo es.
Cuando tomé la decisión de repetir un curso para tomármelo más en serio al año siguiente y conseguir entrar a la carrera que realmente quería, todo el mundo me dijo que no lo iba a conseguir, que estaba cometiendo un error enorme porque al final me relajaría y no tendría resultados por ninguna parte. Bueno, por suerte hoy puedo decir que estaban completamente equivocados, hace ya más de dos años que conseguí lo que buscaba y donde lo buscaba.
No me arrepiento de nada y no sólo porque el fin fue exitoso sino porque, gracias a repetir ese año, he conocido personas estupendas y que ahora mismo no me imagino que no hubiese sido así, porque son mi gran apoyo. No hablo sólo de mi grupo de amigos más cercano, que evidentemente también va por ellos, sino de todos y cada uno de mis compañeros de clase, de cada uno tengo un recuerdo y de cada uno de ellos saco siempre algo positivo. Estudio en la biblioteca para un examen, guerra de nieve en la terraza, tardes tomando algo en el césped, comidas de tupper hablando de cualquier cosa, trucos de magia, que te ayuden a recoger los bolis que te han tirado al medio del pasillo, trabajos grupales con niños, informes o EEG, etc. Cada momento va asociado a alguien o un grupo de gente que no cambiaría por nada y a la que voy a echar mucho de menos. Voy a echar de menos las bromas de Mario, las conversaciones escuchadas a medias entre Diego y Rocío que me hacían replantearme dónde me había metido, el abrazo de las mañanas de Rocío porque simplemente nos habíamos dejado los apuntes de memoria o lenguaje, los desfases con Lurdes, las conversaciones con César y sus trucos de magia, la cara de vergüenza de Lidia al presentar su libro a la clase, las caras preocupadas de mi Consejo de Sabias cuando me sentaba lejos y no quería hablar, los mensajes de "te queda muy bien eso, estás muy guapa" antes de que se mandasen por whatsapp, las preguntas de Inés y Víctor que ni los profesores saben cómo contestar, etc. En fin, creo que ha quedado claro que voy a echar muchas cosas de menos.
En verdad agradezco ese "error" que todo el mundo decía que estaba cometiendo por todos ellos y por alguien que no puedo olvidarme. Un amigo que desde que le conocí siempre estuvo ahí, siempre me aconsejó con todo independientemente de quién más estuviese involucrado, alguien que me acompaña a comer pipas una noche en la que sólo quiero escaparme de mi casa o darme un abrazo para que se me pasen los ataques de ansiedad, que sale conmigo a verme fallar canastas y hacerme cosquillas o que me invita a merendar por el placer de que le gusta comer y a mí cocinar postres, que se queja de que no subo a hacerle compañía a la piscina porque en el fondo le gusta mi compañía y meterse conmigo. Él también me ha hecho cambiar, me ha ayudado siempre y posiblemente si no hubiese repetido no le habría tenido dos años en clase y no estaríamos así.
Todo el mundo creía que estaba equivocada pero lo habría vuelto a hacer mil y una veces más si me aseguran que voy a conocer a la gente que está a mi lado de verdad.
Esto también nos enseña que lo que alguien cree un acierto o un error, no tiene por qué serlo para todo el mundo igual y debemos tomar las decisiones por lo que nosotros mismos creemos, tanto para bien como para mal, de las dos formas aprenderás una lección nueva.
Me alegro de haber cometido errores.