13.2.14

San Valentín

14 de Febrero, San Valentín, el día de los enamorados,... mismas formas de llamar a un día como otro cualquiera del año.

Este es un día que, aunque fue creado con fines comerciales por una empresa concreta (que no pienso mencionar pero todos conocemos), es un día bonito, un día en el que se vive de ilusiones y se manifiesta el amor existente en una pareja. Un día en el que se dice te quiero en todos los idiomas: te quiero, ti amo, I love you, je t'aime, ich liebe dich, eu te amo, tôi yêu em, أنا أحبك, 我愛你, ik hou van je, σ 'αγαπώ, etc. Un día de esperanza, cuando tienes un amigo que te gusta y estás deseando que te pida salir, cuando has discutido con tu pareja y esperas a ver qué se le ocurre hacer para disculparse, cuando esperas que tu novio te pida que te cases con él o que os vayáis a vivir juntos, etc. Es un día para hacer todas esas cosas que no nos atrevemos un día normal. Esperamos a ese 14 de febrero para echarle valor a tantas situaciones que sólo toman forma en nuestras mentes, que cuando llega la  ocasión, sólo sacamos de valor ese día por la etiqueta que lleva y el nombre que se le pone. Pero, ¿de verdad creemos que las cosas tan bonitas que se hacen en San Valentín sólo pueden ocurrir ese día o tienen algo especial  por ser justo en ese momento? Yo creo que cualquier acontecimiento importante, seguirá siéndolo ocurra el día del año que ocurra, sin necesidad de etiquetas.

Vale más una petición por sorpresa, que esperar a que lo haga un día concreto. Además, si esperas algo con mucho ímpetu y luego no ocurre o no es como lo habías imaginado, casi te decepciona más.

Las sorpresas son lo emocionante que nos da la vida y si matamos esos momentos inesperados con etiquetas innecesarias, pronto estaremos comportándonos todos de igual forma, como marionetas guiadas por el titiritero de turno. Lo hermoso es ser especial, ser distinto, ser raro, ser contrario al resto, porque aunque critiquen, lo bonito es lo que sorprende y lo rutinario siempre termina aburriendo.

¡Feliz día de San Valentín y felices 365 días del año! 

2.2.14

Perfección

Imaginemos la perfección absoluta.
Cada persona tendrá sus propias ideas de las características requeridas por la persona completamente perfecta para él o ella pero por lo general, la sociedad occidental se guía por unas pautas y normas "invisibles" clave, como son la sinceridad, la fidelidad, las demostraciones de afecto, etc.
Bueno, pues ahora probemos una cosa. Probemos a imaginar cómo sería un día con esa persona perfecta en el presente o en el futuro (los pasados no valen, son sólo recuerdos) y describamos con todo lujo de detalles a esa persona.
Por lo general, será un hombre o mujer, dependiendo de los gustos de cada uno, que sea atento, detallista, sincero, fiel, divertido, amable, simpático, alguien en quien puedas poner de pleno toda tu confianza, un compañero de viajes y el viaje más largo es la vida. Siempre puede haber excepciones, que para gustos se hicieron colores.
Pero ahora responded una cosa, ¿alguien se ha imaginado una discusión con esa persona perfecta? ¿una voz más alta que otra? ¿un día de lluvia en vez de todo soleado y lleno de pajaritos cantando por el cielo? Seguro que no, porque nuestra visión de la perfección sigue siendo exactamente eso, lo que esperamos, lo que anhelamos y lo que no conseguimos. Y no lo conseguimos, no porque realmente no se esté dando así, sino porque se complementa con esas discusiones, esos distintos puntos de vista, tormentas que sólo se puede esperar a que pasen, etc. Son simplemente "ruido" en medio de una melodía pero ahora pregúntate otra cosa: ¿sabrías apreciar la perfección sin esas discusiones? ¿Sabrías apreciar lo que tienes antes de ver que se va? ¿Sabe mejor un beso al llegar a casa o un beso para callarte cuando estás gritando en medio de una discusión? Yo, personalmente, tengo que conocer la soledad para saber lo que es la compañía y, sin duda, me sabe mejor un beso que me calle en una discusión, que uno que se da porque sí, porque el último va acompañado de algo de cariño, pero el primero es una fusión de sentimientos. Es un beso impregnado en la furia de los gritos, la frustración de no saber qué decir, la pasión de la otra persona y un "cállate que te prefiero así".
Por todo esto creo que no sabríamos apreciar la perfección sin esas pequeñas cosas que lo hacen imperfecto. Lo perfecto es aburrido. Las imperfecciones es lo que hacen la vida un poco más divertida y mejor.